lunes, 6 de abril de 2009

EL SUEÑO DEL TAYTACHA TEMBLORES.



Aquel lunes, el Taytacha había regresado muy cansado luego de ese lento y zigzagueante recorrido. Durante casi 5 horas vio rostros llorosos, compungidos, suplicantes, hieráticos, solemnes, aterrados, fingidos y los menos eran los rostros esperanzados.

Todos con un extenso pedido escondido debajo de la lengua. Todos exigiendo. Ninguno supo decir ¡Basta! Suficiente con lo que tengo. Por hoy no necesito más de tu infinita bondad. Ninguno levantó el rostro, para decir: Gracias Dios por la poca o abundante salud que tengo o por el modesto trabajo que me da sustento o por el amor de mi mujer, el de mis hijas o el cariño de mis amigos.

Su recorrido había sido problemático aquel año. Lo sacaron en medio de una llovizna, luego soleo, después hizo un viento gélido; pero ese año no lo cansó tanto el trayecto desnivelado, de mal-empedrados de adoquines y gigantescas alfombras florales que reflejan sólo la vanidad de alguna institución pública.

Delante de él iba un personaje vestido de estricto traje religioso, al que todos llamaban monseñor. Iba repartiendo bendiciones y a cambio acopiaba toneladas de saludos. Al verlo lo recordó en seguida, era su representante; de niño había sido bueno, provenía de una de las mejores familias del Cusco, luego se educó en el extranjero y por esas huachaferías que todos tenemos, adoptó cierto acento español que demostraba su delicadeza, su afectación europea que a algunos de sus acólitos les resultaba tan cursi al oído.

Este buen hombre había recibido una gran tarea, evangelizar a su pueblo, dar esperanzas al abatido, hacerle saber que existe una vida diferente a esta, ser ejemplo de honestidad, administrar mejor los dineros de los curas honrados que se mueren de viejecitos sin un centavo en el bolsillo y teniendo por toda fortuna un hueco en el cementerio.

Todos esas tareas le había dado: “Anda ve y en nombre mío ayuda a la gente, se útil, habla con todos. ¡Ah! y no te olvides sobre todo de mis pobres campesinos, de los pobres más pobres, de aquellos que sólo descubren la felicidad cuando están dormidos.

Pero, el buen pastor había olvidado esto y en lugar de hablar con todos, hablaba con los más potentados; después se acomodó en una secta y desde allí desarrollaba su labor confundiendo la fe en Dios con la fe en los dólares de los ricos.

Al principio la idea era buena, pero después de tanto juntarse con sus socios empresarios, ahora su mayor preocupación era vender o alquilar los inmuebles de la Iglesia.

También estaba molesto con sus curas y monjas, que de haber sido pastores de rebaños humildes, ahora se habían convertido en hacendados de robustas manadas donde administraban los colegios más lujosos y, en los cuales casi siempre, se privilegiaba la riqueza.

El Dios moreno estaba harto de sus periodistas, a quienes les dio el don de la elocuencia y habían convertido este don en un instrumento para enriquecerse y justificar lo injustificable.

Estaba aquel día el Señor de los Temblores, extrañamente cansado de todos los jueces y abogados, a quienes les dio la capacidad de analizar y argumentar las leyes con sabia lógica, a fin de ayudar al justo y sancionar al pecador; pero al final seducidos por la magia de los billetes hacían tal revoltijo de cosas, que el justo era condenado y el pecador era declarado inocente.

El Taytacha estaba divinamente cansado; su rostro inalterable por casi cinco siglos parecía harto, fastidiado, incómodo. Recordaba que durante la bendición que obligadamente da a todos, una gran parte de la muchedumbre ya no se arrodillaba.

Pensó por un momento y se dijo: “Que tal si al próximo año no salgo”. ¿Realmente merecían su bendición? Recordó que hace una década y media, sin ninguna compasión le robaron su corona de oro y sus joyas que fueron donadas por gente honrada. Desaparecieron sus maravillosos cuadros, donde sus discípulos artistas le habían pintado, ni hablar de los copones de plata y del cáliz de oro, de las diademas, los incensarios de blanco metal… No contentos con eso, fueron sacando pedazo a pedazo las planchas de los altares contiguos.

El Cristo cholo, por fin se dio cuenta que su procesión era un show religioso, en nada comparable a la fe que demostraron los cusqueños del siglo XVII cuando se produjo el primer terremoto histórico. Ahora era un espectáculo más, una ocasión para vender anticuchos, hacer fariceas transmisiones televisivas y comer pollos dorados.

Pensó para sus adentros: “Quizás ya sea el momento para enviarles otro mensaje como el de 1950”; pero vio el llanto de las viejecitas, los alaridos de niños meciéndose sobre la espalda de sus madres, vio a los hombres desesperados por la falta de empleo y movió la cabeza. Un sueño inmensamente divino lo embargó…

sábado, 4 de abril de 2009

AMIGO ZEGARRA: RENUNCIE POR DIGNIDAD O……


AMIGO ZEGARRA: RENUNCIE POR DIGNIDAD O……
Durante estos días, el escándalo de la destrucción del patrimonio inka en el Marriot nos ha demostrado varias cosas. La primera de ellas es que la ruindad e ignorancia de los invasores españoles sigue presente hoy, mejor maquillada, más salvaje y tercamente estúpida.

La segunda constatación que hacemos los cusqueños es que ahora los alcahuetes de los invasores ya no son únicamente los soldados, los curas y sus habituales huele pedos; a estos últimos se han sumado algunos arquitectos, arqueólogos, antropólogos, ingenieros, y lame-pies de toda bastardía.

Felizmente, hasta los eternos sobones de la prensa, incluso aquellos que habitualmente vendían su conciencia a las transnacionales, ahora han dicho que “las inversiones son necesarias pero no podemos permitir que destruyan”. Jajaja.

No puedo dejar de reír. Es como si dijéramos, la mierda es horrible pero la necesitamos. Volviendo al tema, es vergonzoso el papel que juega en esta historia el director del INC, el arquitecto Jorge Zegarra BAlcazar, prestigiado maestro universitario, decano, cuasi alcalde y sus mediocres funcionarios, quienes por dignidad debieran poner sus cargos a disposición o por lo menos, para no perder la chamba, mostrar alguna distancia minimamente decente.

¿Por qué razón? Por una muy sencilla, que va más allá del video donde un camión de la empresa Corrales arroja cual si fuese basura, piedras de visible factura precolombina.

Mas allá del video, que felizmente es un valioso testimonio, está otro más importante logrado por la prensa local, que en este caso merece una congratulación por su objetividad y honestidad, por encima de cualquier publicidad que jamás debe someter la conciencia ciudadana.

Un programa ha logrado hacer que la representante de Inversiones La Rioja, Sra. Ana María Enríquez, en medio de su desesperación acompañada de algunos vómitos de sinceridad, haya confesado públicamente, seguro que ya fatigada por tanta truculencia, (el día lunes 30 de marzo, 6:30 am), que efectivamente “puede ser que hayan sido dos o tres piedras (inkas) sueltas, que estaban siendo arrojadas por el camión de desmonte a la margen derecha”. Esta sola confesión de parte, nos releva de mayores pruebas. Pero la estulticia de la burocracia acéfala del INC y de la Municipalidad del Cusco, hasta el momento no han sabido valorar esta confesión, que inmediatamente debió conducir a la suspensión o cancelación de la licencia de parte de ambas instituciones que hoy fingen una ceguera repentina.

Por eso esta mañana, preguntamos todos ¿Dónde estaban los inspectores del INC y la oficina de Desarrollo Urbano de la Municipalidad? O es que se hicieron los ciegos.

Lo que estos “funcionarios” no saben es que todo el pueblo sabe que están actuando deshonestamente, traicionando al Qosqo, porque hay una presión de la Ministra o de la señora Bakula, que decide desde Lima la suerte de sus yanaconas aldeanos, pues ella nunca será castigada debido a que su padre fue el generoso anfitrión del entonces perseguido Alan García durante su permanencia en Paris.

¡Eso lo sabe todo el mundo! Entonces para que nos andamos diciendo monsergadas tan carentes de inteligencia como esa que siempre escucho: “A ver señores vamos a investigar…, estamos tomando todas las precauciones…; no podemos anticipar juicios”.

¡Por favor! Déjense de cojudeces, el Cusco reclama que alguien lo defienda. Ahí está el video y la confesión de parte. Ya los señores de la Junta de Vecinos del Centro Histórico han puesto su coraje, a diferencia de esos otros hipócritas que dicen: “confiamos en nuestras instituciones que ahora con la presión de la prensa cambien de actitud”.

Así nunca va a cambiar nada. “El Perú es un burdel”, como dijo Macera, porque hay peruanos que actúan como cafichos. Cuando uno revisa la historia del Perú, ahora que estamos a punto de celebrar los 400 años de los Comentarios Reales del Inka Garcilaso, duele leer el testimonio dolido, nostálgico, indignado del Inka, al describir como Sacsayhuaman fue destruido para construir vulgares casonas en la plaza de armas.

Hoy nosotros los cusqueños, que podemos decir después de 400 años, cuando la brutalidad destructiva se repite a vista y paciencia de los herederos de Garcilaso. Es decir, de nada ha servido Manco, Tupac, TAmbohuacso, Garcilaso, los Angulo, Tomasa, Micaela, si todo sigue como antes.

Finalmente quiero, expresando un sentimiento generalizado, que es necesario decirle al señor Jorge Zegarra, con toda cordialidad, que RENUNCIE al cargo o en su defecto que en un arrebato de la poca dignidad que le queda como huésped de esta tierra gloriosa, que le ha dado familia, mujer, hogar, hijos y fortuna, disponga hoy mismo la suspensión de la AUTORIZACIÓN del MARRIOT. Lo mismo le pedimos a Mariano Baca, pues si ambos no hacen algo digno y decente, terminaran siendo los legítimos seguidores de la estirpe de Felipillo, el traidorcillo.