viernes, 11 de septiembre de 2009

¿EN QUE MOMENTO SE JODIO LA REGION?


En los últimos meses una nueva peste se ha apoderado del Cusco; es la peste de la corrupción. Empezó por cosas tan insignificantes como la compra de frazadas de tela polar y poco a poco fue avanzando hasta convertirse en el escándalo más grande del Cusco.

Ayer en el Congreso de la República por una votación abrumadoramente mayoritaria
se aprobó la creación de una Comisión Investigadora de los presuntos actos de corrupción en el gobierno regional de Cusco. Días antes Hugo Gonzáles y Ochoa, cada cual por su lado, habían estado suplicando a los portavoces de las bancadas, insinuando que la creación de la comisión era una venganza de los rivales.

¡Nada pudieron hacer! Ni siquiera sus aliados del APRA aceptaron el pedido suplicatorio de los camaradas en desgracia.

Los mejores discursos en el Congreso exigiendo la investigación a fondo, no fueron del APRA o de la derecha, fueron de Oswaldo Luizar, Hilaria Supa (que por fin hablo) y otros. Es curioso, pero es la vieja izquierda asumiendo la iniciativa de investigar a los ex camaradas postmodernos, hoy sentados en el banquillo de los acusados.

En un comentario anterior había hecho referencia a esa metamorfosis regresiva de la izquierda cusqueña convirtiéndose paulatinamente en una banda cleptocratica. Una banda que premiaba a los prontuariados, contrataba a los funcionarios con antecedentes, nombraba a los gerentes con procesos por corrupción (hay 3 en el GR), bajo la monserga de que no habían sido todavía sentenciados por el Poder judicial.

Esa lógica, es la misma lógica con la que actúa la mafia que utiliza hasta los últimos resquicios del poder. Ahora esta noble ciudad, volverá a la primera plana de los periódicos nacionales no para informar de un nuevo hallazgo arqueológico, sino de esa fosa común hedionda, donde ahora yace la imagen del Gobierno Regional del Cusco.

Es verdad que todos los delincuentes son inocentes mientras no haya sentencia, pero se los huele, hay indicios, tienen un comportamiento errático, lanzan denuncias un día y al día siguiente proponen acudir pacíficamente “como socios” ante un arbitraje conciliatorio.

¿Qué será ahora del pobre Gonzáles? ¿Donde estará su propuesta de revisión de los contratos, sin gradualismos ni concesiones? ¿Que será del gran Mario Ochoa? Viejo amigo en la lucha por los derechos humanos hace 20 años y ahora convertido en el mas frío engranaje de esa nueva mafia de empresarios exitosos a punta de estafas.

¿Qué de UPP? ¿Dónde los anhelos de reconstruir la patria? ¿En qué momento se jodió la izquierda? Fue acaso cuando los periodistas la sodomizaron, metiéndose de candidatos, esa pregunta me cuesta muelas.

Ahora la corrupción flota en el ambiente como olor de porquería humana. Los periodistas de a pie, nos hacemos preguntas tan absurdas como esta: ¿Oye y a ti te pagaron? ¿Quien se habrá quedado con los 50 mil soles, no? Sólo queda esbozar una sonrisa, pero es evidente que el gremio está manchado.

Hay una sensación de desconfianza mutua, que da asco. Es como recorrer los vericuetos del Huatanay o de alguna cárcel y hallar rostros que esconden historias.

Ayer en el Congreso de la Republica, pese a la oposición de Aldo Estrada, José Vega Antonio y otros pelafustanes de UPP, felizmente se aprobó la conformación de una comisión investigadora del escándalo JS CONTRATISTAS que involucra a lo más fétido del gobierno regional, arquitectos, ingenieros, la OEI y ex gacetilleros.

No quiero adelantar juicios, pero nada será igual después de esto. El caso JS CONTRATISTAS es el punto más álgido para todos nosotros, quien diga que no, simplemente no ve ni su nariz. Es preciso en el Colegio de Periodistas replantear objetivos, propósitos, conceptos, reactivar el Tribunal de Ética y sobre todo poner periodistas de oficio y profesión al frente de esa institución, que ahora no sirve, sino para celebrar los primero de Octubre...

De lo contrario seguirán habiendo más Cuaresmas, Gonzáles, Ochoa; unos con mayores cuotas de responsabilidad que otros, pero todos juntos en esta suerte de usufructo de la política valiéndose del sagrado rol del periodismo.

Como diría Zavalita: ¿En que momento se jodió la prensa? ¿Tendremos la capacidad de reconstruir una nueva imagen digna del siglo XXI? Estimo que si, pero es preciso hacer un acto de contrición y remojar las barbas, antes que alguien las rape.